Argentina..

Para 1492, España se había consolidado como la primera nación europea que, en la era moderna, se unificó bajo un gobierno central. Esto se había logrado después de varios siglos de lucha armada contra la presencia árabe en la Península Ibérica, la así llamada “Reconquista” desde el norte. Con la expulsión de los últimos moros del sur, en Granada, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón –los Reyes Católicos– aseguraron su dominio del nuevo reino unificado que ahora era España. También en ese año se decretó la expulsión de los judíos (o su forzosa conversión al cristianismo), y se publicó la primera gramática española (Antonio de Nebrija 1441-1552).

 

El comienzo de la prehistoria en el actual territorio de la República Argentina se produce con los primeros asentamientos humanos en el extremo sur de la Patagonia hace alrededor de 13.000 años. Las primeras civilizaciones agroalfareras se establecieron en el noroeste andino desde el siglo XVIII a. C

La historia escrita de lo que hoy es la Argentina, comenzó con la llegada de cronistas españoles en la expedición de Juan Díaz de Solís en 1516 al Río de la Plata, hecho que señala el comienzo de la dominación española en esta región. En 1776 la corona española creó el Virreinato del Río de la Plata, entidad aglutinadora de territorios a partir de la cual, con la Revolución de mayo de 1810, comenzaría un proceso gradual de formación de varios estados independientes, entre ellos el que llevó el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata. Con la declaración de la independencia el 9 de julio de 1816 y la derrota militar del Imperio Español en 1824, se formalizó lo que a partir de la organización como un estado federal en 1853-1861 se conoce hoy como República Argentina.

 

Los primeros europeos que llegaron a lo que actualmente es la Argentina, lo hicieron buscando un paso hacia el continente asiático. Por entonces América era sólo un obstáculo entre España y las riquezas de Catay y Cipango en Asia. La zona, además, estaba ubicada aproximadamente sobre la Línea de Tordesillas, la división del mundo que se estableció por tratado entre España y Portugal y por lo tanto tenía, para ambos países la condición de frontera aún no ocupada.

Aunque existen muchas discusiones sobre la autenticidad de los viajes de Américo Vespucio, varios historiadores aceptan como un hecho que participó de la primera expedición europea (portuguesa) en llegar al actual territorio argentino, más específicamente al Río de la Plata en 1502.

En 1516 el navegante español Juan Díaz de Solís visitó lo que actualmente se conoce como Argentina, navegando el actual Río de la Plata, al que denominó Mar Dulce por su escasa salinidad. Llegó hasta la actual isla Martín García4 y murió tras navegar un breve trecho del Río Uruguay. Al regresar la expedición a España una de las carabelas naufragó en Santa Catarina, quedando abandonados allí 18 náufragos. Uno de ellos Alejo García fue el primero en conocer la leyenda del Rey Blanco, sobre un país rico en plata, realizando una excursión hasta la región de Potosí en donde se halla el Cerro Rico, donde se hizo de un enorme tesoro de piezas de plata. Al volver murió en un combate con los indios payaguás.

 

En 1776, los españoles elevaron el estatus de esta región de gobernación a virreinato, al establecer el Virreinato del Río de la Plata. Este virreinato abarcó lo que hoy es la Argentina, Uruguay y Paraguay, así como también la mayor parte de la actual Bolivia.

En un principio, la ciudad de Buenos Aires había sufrido serios problemas de aprovisionamiento de bienes básicos, ya que el comercio exterior era monopolizado por España y dicho país priorizaba el puerto de Lima, dado que allí se podían obtener grandes cantidades de oro y plata, productos ausentes en los alrededores de Buenos Aires. Como consecuencia, se produjo un fuerte desarrollo del contrabando. La principal producción de Buenos Aires por aquel entonces era el cuero. La situación de la ciudad mejoró tras la creación del Virreinato del Río de la Plata.

España impuso el cristianismo y el idioma castellano. En toda la Hispanoamérica regían las costumbres y modas españolas, aunque las diferentes etnias y culturas que integraron la población colonial también encontraron mecanismos para preservar algunos aspectos de sus patrimonios culturales, lingüísticos y religiosos, que muchas veces se fusionaron entre sí para generar nuevas manifestaciones culturales.

 

De 1810 a 1879 Dentro del panorama de las literaturas de Hispanoamérica, el origen de la argentina carece de los rasgos amerindios que distinguen, por ejemplo, a las de México y el Perú. Los primeros registros son crónicas de viajeros extranjeros: Ulrico Schmidel, Martín del Barco Centenera y Ruy Díaz de Guzmán. Luis de Tejeda, discípulo de Góngora y San Juan de la Cruz, es el primer poeta argentino. Las letras de la época colonial o virreinal -seudoclásica, barroca y épica- crecen al amparo del fervor independentista: Vicente López y Planes, Pantaleón Rivarola y Esteban de Luca. Aparecen los esbozos de la gauchesca: Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi y Estanislao del Campo, un género nativo que alcanzará su máxima expresión con la obra El gaucho Martín Fierro, de José Hernández, representativo del sentimiento y el carácter nacionales. La ruptura con la tradición española, en favor del romanticismo francés que postula el retorno a las fuentes populares y al pasado medieval, permite que Esteban Echeverría, su primordial epígono, sea el creador del primer cuento local y realista: El matadero, y del poema La cautiva, donde el escenario de la pampa es primordial. Germina una literatura de madurez intelectual y política. A mediados del siglo XIX José Mármol publica la primera novela argentina Amalia. Mientras la poesía decrece su espíritu combativo y se vuelve hacia lo anecdótico y sentimental: Carlos Guido y Spano y Ricardo Gutiérrez, las crónicas costumbristas: Vicente Fidel López, Lucio V. Mansilla y Juana Manuela Gorriti y las históricas: Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento, testimonian el sentimiento de la organización nacional.

De 1880 a 1900 La generación de 1880, traza teórica y metódica de una literatura con señales propias, acentúa la coloración europeizante y la primacía cultural de Buenos Aires por antonomasia. Todavía no son significativas las letras de provincia. La corriente inmigratoria de variada étnica acentúa el cambio de la gran aldea por la urbe cosmopolita. La poesía es lírica e imprecatoria: Leopoldo Díaz y Almafuerte; el ensayo es un género reciente: José Manuel Estrada, Pedro Goyena y Joaquín V. Gonzáles; la narrativa pendula entre lo social y el costumbrismo: Miguel Cané, Eugenio Cambaceres, Julián Martel, Francisco Sicardi y Carlos María Ocantos.

 

Hacia final de siglo, de la mano y la letra de Rubén Darío, surge el MODERNISMO. Preciosismo y simbolismo resumen la nueva estética, la que dará la voz más alta de la poesía argentina contemporánea: Leopoldo Lugones, a quien se debe, asimismo, el primer cuento de ciencia ficción en nuestra literatura. Lugones es el paradigma que cesura en dos campos la literatura argentina.

La voz de Lugones, entonces, resonará por largo tiempo, pero, lateralmente, surgen otras dos líneas de creación: el CRIOLLISMO, pontificador del realismo rural con Horacio Quiroga y Roberto J. Payró, y el SENCILLISMO, una poética de lo popular con Evaristo Carriego y Baldomero Fernández Moreno. Un intermedio crítico permite rescatar, entre otros, el tradicionalismo de Ricardo Güiraldes y Guillermo E. Hudson; el preciosismo de Enrique Larreta; y el mester de juglaría de Enrique Banchs.

De 1900 a 1940 La primera generación consolidada dentro de la literatura argentina es, sin duda, la de los MARTINFIERRISTAS (c. 1922). El movimiento aporta una doctrina intelectual en la que confluyen sendas corrientes representativas: la de Florida, adscripta al ultraísmo con Oliverio Girondo, Jorge Luis Borges,Leopoldo Marechal y Macedonio Fernández y la de Boedo, impresionada por el realismo ruso con Raúl González Tuñón, César Tiempo y Elías Catelnuovo. De todos ellos, sobrevive Ricardo E. Molinari, de estilo clásico, lírica y preciosista.

 

 

 

 

 

 
 

 

 

 

Al filo de esa década y comienzo de la siguiente, se insertan los NOVÍSIMOS, una promoción de poetas: Arturo Cambours Ocampo, Carlos Carlino y José Portogalo, narradores: Arturo Cerretani, Roberto Arlt, Luis María Albamonte y Luis Horacio Velázquez y dramaturgos: Roberto Valenti, Juan Oscar Ponferrada y Javier Villafañe. Este grupo postula la reflexión filosófica del hombre y la restauración de la escencia de la argentinidad

 

de 1940 a 1960 La GENERACION DE 1940 se centra en la poesía, donde desarrolla lo descriptivo, lo nostálgico y lo memorioso con Vicente Barbieri, Olga Orozco, León Benarós y Alfonso Sola Gonzáles. Los narradores se alinearon en el idealismo: María Granata, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar y Manuel Mujica Láinez y el realismo: Ernesto L. Castro, Ernesto Sábato y Abelardo Arias con algunos toques urbanos y costumbristas: Joaquín Gómez Bas y Roger Plá. No abundan los ensayistas: Antonio Pagés Larraya, Emilio Carilla y Luis Soler Cañas.

 

Hacia 1950 surge otro hito: el NEOHUMANISMO, que es una respuesta al nuevo estado del pensamiento de postguerra. En un andarivel corren los vanguardistas: Raúl Gustavo Aguirre, Edgar Bayley y Julio Llinás; en otro, los existenciarios: José Isaacson, Julio Arístides y Miguel Ángel Viola; más allá, quienes concilian ambas tendencias con un soporte regionalista: Alfredo Veirabé, Jaime Dávalos y Alejandro Nicotra. En los narradores encontramos testimonios candentes de la época: Beatriz Guido, David Viñas y Marco Denevi. Se percibe, en la mayoría de estos escritores, una fuerte influencia de la poesía anglosajona e italiana

De 1960 a 1990 Nueva cesura generacional en 1960. Las influencias son heterogéneas: Sartre, Camus, Eluard; algunos españoles, como Celaya; y connacionales como Borges, Arlt, Cortázar y Marechal. Dos tendencias se advierten: el rastreo del tiempo metafísico y la historicidad: Horacio Salas, Alejandra Pizarnik y Ramón Plaza y las convulsiones urbanas y sociales: Abelardo Castillo, Marta Lynch y Manuel Puig.

Los años setenta son oscuros para la creación intelectual. El signo de la época es el exilio: Juan Gelman y Antonio Di Benedetto o la muerte: Roberto Santoro y Harolodo Conti. Algunos poetas: Agustín Tavitiány Antonio Aliberti, narradores: Osvaldo Sorianoy Fernando Sorrentino y ensayistas: Ricardo Herreray María Rosa Lojo sobresalen entre las vicisitudes y renuevan el campo de las ideas éticas y estéticas. Nuevamente son sus referentes Eluard, Eliot, Montale y Neruda

La década actual de los noventa señala el reencuentro de los sobrevivientes de las distintas generaciones, en una coalición intelectual de revisión de valores y textos, frente a un final de siglo enigmático pero esperanzado

 

 

Jorge Luis Borges:

 

El 24 de agosto de 1899, nace en Buenos Aires Jorge Luis Borges en casa de Isidoro Acevedo, su abuelo paterno. Es bilingüe desde su infancia y aprende a leer en inglés antes que en castellano por influencia de su abuela materna.
 A los siete años escribe en inglés un resumen de la mitología griega y al poco tiempo traduce del inglés "El príncipe feliz" de Oscar Wilde.
  En 1914, se instalan en Ginebra donde estudia el bachillerato (1914-1918). En 1921, los Borges regresan a Buenos Aires. El joven poeta publica sus poemas, Fervor de Buenos Aires (1923) con dos libros más, Luna de enfrente e Inquisiciones.
 Así sigue en el camino de la creación literaria, escribe cuentos y poemas sobre el suburbio porteño, sobre el tango, sobre fatales peleas de cuchillo: "Hombre de la esquina rosada", "El Puñal", por citar alguno... Historia universal de la infamia,1935; Ficciones, 1935-1944; El Aleph, 1949; entre otros.

 

 

JULIO CORTÁZAR

 

Nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914, de padres argentinos.

Llegó a la Argentina a los cuatro años.

Pasó la infancia en Bánfield, se graduó como maestro de escuela e inició estudios en la Universidad de Buenos Aires, los que debió abandonar por razones económicas.

Trabajó en varios pueblos del interior del país. Enseño en la Universidad de Cuyo y renunció a su cargo por desavenencias con el peronismo. 

Por problemas políticos y personales, en 1951 se trasladó a París, adonde residió hasta su muerte en 1984.

Escribió importantes obras literarias, como las novelas "Rayuela" (1963) y "Los premios" (1960); y cuentos imperfectibles, como "Todos los fuegos, el fuego", "Bestiario" (1951), "Las armas secretas", "Historia de Cronopios y de Famas", y otros, como "El libro de Manuel" (1973), "62, modelo para armar" (1968), etc.

 

 

 

 

 

Autores de las Distintas Etapas Literarias

Autor Neoclásico

 

Vicente López y Planes

 

Autores Románticos

 

 

 

 

Juan Bautista Alberdi

Esteban Echeverría

José Mármol

Domingo F. Sarmiento

 

Autores de la L. Gauchesca

 

 

 

Hilario Ascasubi

José Hernández

Bartolomé Hidalgo

 

 

Autores de la Generaciòn del '80

 

 

 

 

Miguel Cané

Ezequiel M. Estrada

Joaquín V. González

Rafael Obligado

 

Autores del Realismo-Naturalismo

 

 

 

Eugenio Cambaceres

Lucio V. Mansilla

Florencio Sánchez

 

Autores del Modernismo

 

 

 

Ricardo Güiraldes

Leopoldo Lugones

Horacio Quiroga

 

Autores del

Postmodernismo

 

 

Baldomero Fernández Moreno

Alfonsina Storni

 

Autores Narrativos del Siglo XX

 

 

 

 

 

 

Roberto Arlt

Adolfo Bioy Casares

Jorge Luís Borges

Julio Cortázar

Leopoldo Marechal

Ernesto Sàbato

 

 

 

 

http://www.argentour.com/historia/

http://www.bowdoin.edu/~eyepes/latam/colonia.htm

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaArgentina/Borges/index.asp

http://www.surdelsur.com/letras/litin/index.htm

http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi97/literatura-argentina/etapas_autores.htm

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